miércoles, 10 de agosto de 2011

El Accidente Más Afortunado de la Historia

En estos tiempos que corren, tropezamos a diario con noticias terribles, espantosas, sangrientas.  Pero no todas tienen por qué ser forzosamente malas. A veces, nos alegramos de contar algún acontecimiento afortunado, casi milagroso, como en este caso. Disfrutemos, por una vez, de la sonrisa de la vida.

El accidente ocurrió un día de otoño de 2003 en Wiscosin, a las afueras de Tomelloso. Un Jumbo monoplaza de la compañía "Air Queber", con dos mil setecientos cuarenta pasajeros a bordo, se precipitó sobre la playa repleta de gente y mató a ochocientas setenta y tres personas que se arremolinaban observando la final de petanca de la semana, entre Recaredo Trufas, campeón local y Angustio Mochales, aspirante a oficial de notarías. 

Dicho así, no suena muy bien, pero hay que tener en cuenta que los supervivientes tuvieron la gran suerte de poder ver terminar la reñida final entre los dos nonagenarios, que resultaron ilesos.

En cuanto a los tripulantes del avión, y aquí viene lo realmente espectacular, sobrevivieron más de diez personas, algo milagroso si tenemos en cuenta que algunas veces no se salva casi nadie. 

Jacinta Lenguasuelta, azafata de profesión y ninfómana, fue una de las supervivientes. Perdió ambas piernas, lo que la hizo feliz porque facilitaba en gran manera su hobby y bajó de peso radicalmente, sin necesidad de regímenes ni gaitas. En un momento, vio colmadas casi todas sus aspiraciones.

Fortunato Della Vita, uno de los asistentes de vuelo, murió en el accidente. Éste hombre tenía problemas en su matrimonio, con su mujer, con sus hijos y con su perro. Le quedaban catorce años de hipoteca, su hijo era homosexual y sus dos hijas querían ser monjas. Una por amor a Cristo y la otra porque era más fea que Terele Pavez llorando. El destino le quitó todos sus problemas de encima de un plumazo. Hay gente con suerte.

En cuanto al piloto, Hilario Bocaverde, merece mención aparte. Aunque su intención al precipitar el avión contra la playa era matarse, gracias a Dios se salvó, muriendo solamente su mujer, sus siete hijos, sus padres y todos los invitados a su boda que se iba a celebrar al día siguiente. No solo consiguió eludir el matrimonio y ahorrarse los gastos, sino que además nunca tuvo que volver a preocuparse por sus callos porque perdió todas sus extremidades y el hígado.

Mañana comentaremos el terremoto de Bangla Desh y sus beneficios para la humanidad.

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