martes, 30 de agosto de 2011

Soy Un Borde


   Cuando llames a mi puerta para pedirme dinero, por favor dímelo: "Hola, vengo a pedir dinero para Tal Pascual" y yo a lo mejor te lo doy, no sé, depende... ejem... seguramente no, pero te escucharé. Nunca se sabe, lo mismo me pillas en un buen día.

   Cuando vengas insultante de cordialidad, preguntando qué tal estoy, respondes tú mismo que bien, que me ves de puta madre y pareces mi amigo de toda la vida, NO ME INTERESA. Sea lo que sea, aunque me traigas un regalo, no me creo nada. Lo siento.

   Es que me repugna esa simpatía exagerada, se nota mucho que es por el interés. 

   Diles a tus jefes que, otro día, manden a una chica o dos. Y que estén buenas.      

 

lunes, 29 de agosto de 2011

San Arsenio

Para purgar un poco mis pecados de ser un guarro cerdo por publicar cochinadas de sexo y decir tantas tonterías, os paso la vida de un santo, a ver si aprendéis algo que no sea drogaros y tocaros.



 San Arsenio Julio 19


Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB   
              
Etimológicamente significa “viril”. Viene de la lengua griega.
Rezar es el privilegio de los hijos que se debe actuar en cualquier momento. La oración exige constancia, lucha y perseverancia.
Quienes han comprendido esto han sido los santos.  Arsenio nació en Roma y murió en Menfis (Egipto) en el año 412.
Este anacoreta  vivía tan concentrado en su mundo de oración y de trabajo en el huerto que solía pensar y escribir de forma proverbial.
A él se le atribuyen muchas máximas o refranes. <<A menudo me he arrepentido de haber hablado, raramente de haberme callado>>.
No está muy claro que fuese diácono en Roma y más tarde el preceptor del hijo del emperador Teodosio I de Constantinopla, antes de que se retirase al desierto.
Se pasó muchos años  viviendo en el desierto. Todo le iba de maravilla hasta que llegaron los Vándalos.
Estos le obligaron a que se fuera a Canope y después a Troë. El santo de hoy tenía una gran experiencia de todo lo referente al alma humana y a la persona globalmente considerada.
Creía en el  pecado original, en el demonio y en el peligro que representan a veces las mujeres para los servidores de Dios.
Una mujer romana hizo un largo viaje para verle y descubrirlo mediante las influencias de Teófilo, el patriarca de Antioquía.
Al verla, le dijo:<<Vuelva  y déjeme tranquilo>>, le gritó desde el fondo de su cueva. Acuérdese al menos de  rezar a Dios por mí. Le prometo olvidarla cuanto antes.
La mujer salió desconsolada y desesperada hasta que Teófilo le explico que se trataba de su cuerpo y de su cara, no de su alma, a la que Arsenio jamás olvidaría.
Como no era ni muy guapa ni muy joven, las palabras del ermitaño fueron para ella un piropo. Le dejó una limosna al patriarca Era Arsenio un hombre sensible y justo. 
¡Felicidades a quien lleve este nombre! 
“Hacemos nuestra fortuna y le llamamos destino” (Disraeli).

viernes, 26 de agosto de 2011

Amor derecho

Nos pedimos un churrasco
En la Plaza de Castilla
- El churrasco daba asco
lo cambiamos por costillas -


Tu ibas vestida de blanco
Con zapatos verde pera
y con la foto de Franco
En medio de la cartera.


 Me llevaste a tu castillo
 En mitad de la avenida
 encendiste un cigarrillo
 y tomaste una bebida.


Tú te quitabas la ropa
yo entonaba en si bemol
tú te bebiste otra copa
 yo cantaba el caralsol.


Nos metimos en la cama
Y empezamos con el rollo
no te andaste por las ramas
con la bandera del pollo.


De lo que pasó después
tengo referencias vagas
solo sé que echamos tres
y que perdiste las bragas.


Y llegó el amanecer
y me tuve que marchar
porque eras la mujer
de Jose María Aznar.


(Pido perdón por el final, pero es que quería terminarlo ya y tengo sueño).

El Chino

En los años en los que me tocó vivir mi dorada juventud, no había un solo barrio que se preciase que no tuviese un chino entre sus filas. Los chinos que yo conocí de distintos sitios no tenían ni idea ni de dónde estaba Asia ni siquiera dónde estaba Murcia, pero por algún rasgo de los ojos, por el color hepático o incluso por nada (llegué a conocer un chino que era negro), adquirían el rango de chinos.
Una vez tuve que ir a buscar al chino a su casa pero me perdí y, al preguntar por él, fui conociendo a una  variopinta selección de chinos, entre los que había ancianos, mujeres, niños e incluso un mono amaestrado que atendía por ese mote. 
¡Qué tiempos aquellos! cómo me gustaría ver, de vez en cuando,  a un chino de los de verdad...

sábado, 20 de agosto de 2011

Tonto el que lo escriba

¿Qué escribiría si tuviese la certeza absoluta de que nadie lo iba a leer nunca?.

La lista de la compra y algún teléfono, probablemente. Lo demás es como hablar sólo. A veces se escapa, es verdad.  A veces escribes para ti, te cuentas cosas. A veces me cuento un chiste espontaneo y me río, yo creo que estoy un poco loco. A lo mejor bastante. ¿Cómo sabe un loco que lo está?. Puede que yo esté metido en alguna celda acolchada desde hace años, pero me tienen drogado y todo esto es un sueño. 

Se me escaparía, por algún recuerdo, alguna lagrimilla impresa de algún amor perdido, uno cualquiera... hoy le tocaría a aquella chica con olor a eau jeane, que ya tiene cojones que me acuerde de eso, después de tantos años.

Siempre tienen que aparecer tías por medio, como si no hubiera otra cosa. Tal vez no la haya, aunque una vez le hice un poema a un amigo, en un momento de fraternidad extrema. Luego resultó que era un hijo de puta, pero ese es otro tema. Bueno, no. Es el mismo tema, aquí aparece también una mujer, la madre de mi amigo.

¿Qué me diría si estuviese hablando sólo? "Tío, asúmelo, ya va siendo hora. Has perdido el tren" y luego intentaría escribir un blues y me saldría un esperpento, que también tiene su aquél.

Y luego me diría que soy un gilipollas, porque muchos quisieran estar en mi lugar: sin cargas familiares, sin grandes deudas, todo el tiempo para mi. Sí, eso está bien.  Intentaría escribir un chiste y me saldría un blues.

De aquella habitación donde me encerraba con mis discos (de vinilo), mis libros (de papel) y mi Nikon FM (manual y de carrete) a este apartamento donde estoy encerrado con cientos de canales de televisión y montones de aparatos de alta tecnología no hay tanta diferencia. Mi yo es el mismo, no percibo diferencias notables. He sido yo constantemente, no he notado nunca los cambios que pueda haber tenido, no he sido consciente. Del cambio de mi aspecto físico si que me he dado cuenta, tampoco estoy tan ciego. Ya no me atrevo a saltar ocho escalones de golpe, más que nada porque si los vecinos me ven, llamarían a los loqueros. Además vivo en un bajo, pero yo me entiendo.
¿Qué te diría, si supiera que nunca lo ibas a oír? que te quise por egoísmo, que era por mi, no por ti. Si de paso eras feliz, mejor, pero no era demasiado importante. Con disimular me valía. Es verdad que te quería y es verdad que no te quería ¿qué te voy a decir? pues que duele más perderte que a mis otros juguetes, has durado  más. Nunca le he tenido especial afecto a ningún juguete, ahora que lo pienso. 


Pero si de verdad supiera que no lo ibas a leer nunca, nunca, te diría que te quiero y que no sé si podre soportar vivir sin ti.

jueves, 18 de agosto de 2011

Dedicado a Mazinger

Me fui a la puerta de un colegio con mi gabardina larga y elegí a una niña de unos siete años, muy guapa. Comprobé que iba sola y, cuando lo vi oportuno, me acerque y le chisté.
- ¡Eh, niña!
- ¿Qué quiere?
- Mira lo que tengo.
Me abrí la gabardina y le enseñé mi cuerpo desnudo con toda la herramienta al aire. Se empezó a reír.
- ¿De qué te ríes? - pregunté, ofendido
- Eres un guarro - contestó, sin dejar de reír
Saqué unos caramelos del bolsillo y se los ofrecí.
- Prefiero dinero ¿no tienes?
¡Vaya con la niña!
- Sí, toma - le di un billete de diez euros, que cogió con desgana - vente a mi casa - continué.
- Bueno, pero por diez euros no podré estar mucho rato.
Qué hija de puta la niña... qué puta, más bien.
- Luego te daré otro billete ¿vale?
- ¿de cincuenta?
- De veinte y vas que te matas.
- Bueno, vamos
Llegamos a mi casa y le ofrecí un refresco.
- Prefiero un cubata, si no te importa.
A mi ya nada me asustaba, le di lo que quería. A mitad del tercer cubata, estábamos follando como lobos y yo juraría que no era ni la primero ni la tercera vez que la niña lo hacía, qué maestría, qué movimientos... yo creo que debería tener por lo menos nueve años. O más.
En mitad de la segunda felación, nos interrumpió el estruendo de una patada contra la puerta, que se abrió con facilidad y unos gritos de unos tipos uniformados y armados hasta los dientes, los GEOS o los Hombres de Harrelson a algunos de esos. Me habían pillado, mierda, vaya papelón...
- ¡Quietos ahí, ni un solo movimiento!   
Qué dramáticos, si nos habíamos quedado congelados del todo...
Uno de los marcianos se dirigió a mi:
- ¿Te encuentras bien, chaval?
- ¿Qué?
- No te preocupes, estas a salvo. Has caído en manos de Nancy la Poney, un putón enano de treinta y siete años a la que le van los niños como tú. ¿Qué edad tienes?
- Vaya, que suerte. Tengo ocho añitos.
- Bueno, llamaremos a tus padres. Espera un momento aquí.
Cuando pude, me escabullí, no estaban pendientes de mi en ese momento porque yo no era peligroso. Menos mal, porque si llegan a descubrir que soy el famoso cura enano de Torrelodones, igual el Papa no me hubiese recibido con todos los honores, Dios aprieta pero no ahoga.
  

martes, 16 de agosto de 2011

Clara


Eh, pensabas que era un post ¿no? pues no. Es una historieta copiada por el morro de El Jueves, porque me ha gustado. Bueno, ya conocía al personaje, que está buena que te cagas, mejor que cualquier mujer de verdad. Además, la tía nunca envejece y mira que ya tiene unos añitos. La he buscado pero no la he encontrado, cachis. Ni pagando.





domingo, 14 de agosto de 2011

La jubilación de Ramirez

Ramirez tenía ya sesenta y cinco años, le había llegado la jubilación. Yo era algo más joven que él, aunque no mucho más, y eramos amigos. Un buen  tipo, Ramirez. Siempre me ayudó en el trabajo y a los demás también; a él le gustaba ayudar y enseñar lo que sabía.
- Me da pena - me dijo unos días antes - os voy a echar mucho de menos, a todos.
- Bueno, hombre, ahora tendrás todo el tiempo del mundo, podrás hacer lo que quieras. 
- Esta es mi vida, no tengo otra cosa. No sé en que voy a pasar el tiempo, la verdad. Ya sabes que vivo solo, me voy a aburrir como una ostra.
- ¿No tienes algún hobby? 
- Sí, me gusta el break dance, pero no me veo yo...
Ambos reímos. Era un tipo simpático, Ramirez.
Llegó el día de la celebración por la jubilación de mi amigo y asistió todo el departamento, en pleno. Claro, Ramirez prometió invitar con el dinero de la liquidación y, en esos casos, no había excusas de familiares enfermos, entierros o viajes imprevistos. Cuando se presenta en tu vida una buena comilona de gorra, la salud mejora bastante, en uno mismo y en la gente de tu entorno. 
En cierto momento de la fiesta, se levantó Morales, el jefe de personal e hizo un brindis:
- Quiero brindar por Ramirez, uno de los mejores, si no el mejor, empleados del departamento
Todos levantamos las copas y brindamos.
- Es curioso - comenté
- ¿El qué? - me preguntó Ramirez
- No, nada, una tontería
- ¿El qué, coño?
- Nada, que Morales me dijo hace dos días que estaba deseando perderte de vista... que estaba hasta los... pero lo diría en broma, ya le conoces.
- Claro que le conozco, no ha hecho una broma en su puta vida.
- Brindo por Ramirez, - dijo Margarita, de contabilidad - un hombre de verdad 
Todos brindamos.
- Qué maja es Marga - me dijo Ramirez con una sonrisa - igual que Rosaura. Si yo te contara...
- Ah, no te preocupes, ya lo sé. Te lo montaste con las dos ¿no?
- Bueno, sí, pero no a la vez - soltó una risa - ¿te lo conté?
- No, tú no, ellas. Nos lo contaron a todo el departamento. Vaya semana pasamos.
- Envidia ¿eh? los tíos somos tan básicos, cuenta, cuenta...
- No, no por envidia, hombre. Ellas dos, junto con Luisa, la de mantenimiento, trataban de decidir si tenías un bígaro, un cacahuete o un pistacho...  que con una docena de Viagras eras capaz de estar empalmado cinco minutos, que tu cuerpo en un plato de langostinos pasaría desapercibido, que...
- Bueno, vale, vale. Las mujeres se divierten así. La de mantenimiento me llevó a su casa dos veces, lo que quiere decir que le gustó la primera.
- Lo que ella dice es que la primera vez no funcionó la cámara de video.
- ¿Cómo? ¿grabó una película porno conmigo?
- Más que una película porno es un cortometraje cómico, al menos eso es lo que opina la mayor parte del departamento.
- Por Ramirez - levantó la copa González, de recursos humanos - ¡el mejor de los mejores!
Bebimos todos, más que nada por la originalidad del brindis. 
- Tiene gracia - dejé caer
- ¿El qué, el qué tiene gracia? - inquirió Ramirez, algo encrespado
- Nada, nada, olvídalo.
- Bueno, lo olvidaré.
- Mira, te veo interesado, te lo voy a decir: el cabrón de González quería echarte hace seis meses, pero no le dejaron los de arriba.
- Sí, me aprecian
- Bueno, dijeron que era por dinero, que era más barato que te jubilases y "aguantar al mierda" (literalmente) seis meses, que lo mismo te morías antes, con algo de suerte.
- Vaya 
- Pero ya sabes, son cosas que se dicen, sin más.
- ¡Por el gran Ramirez, el gran compañero, el gran amigo - dijo, bastante borracho ya Martinez - el dios de la empresa!    
- ¿Qué opinas de éste? - me pregunto Ramirez - ¿qué me dices? es un gran compañero
- Recuerda que te separaste porque Martinez se estaba follando a tu mujer
- Ella me dijo que se iba para pensar en lo nuestro, no sabía nada de eso que me dices...
- Ah, entonces olvídalo, son solo rumores y fotografías que circulan por Internet, nada importante.
Le trajeron el regalo de despedida a Ramirez, junto con la tarta del postre. Un bonito reloj comprado en un chino a buen precio. Con todos los que éramos, a un euro cada uno, ya podía ser un buen reloj.
- Gracias, amigos y compañeros, gracias. Os echaré mucho de menos.
- Y nosotros a ti, Ramirez - dijo Menendez - dures lo que dures, como ya eres mayor...
- ¡Brindo por Ramirez! - dijo Pérez - ¡el moribundo más simpático del planeta!
Todos bebimos.
- Ramirez - le dije yo - te he traído un regalo especial, ya que somos amigos. Esto es de mi cuenta. Me da vergüenza que lo abras delante de mi, discúlpame.
Le di el paquete y me fui al baño. Me había costado encontrar el regalo, pero mereció la pena el esfuerzo. Cuando vi la foto en Internet, me encantó para mi amigo. Era perfecto. Se lo di listo para que lo usase nada más sacarlo de la caja, como me hubiese gustado que me lo regalasen a mi.


  
Desde el baño comprobé que sí, que sabía usarla el cabrón. 

Esperaría a que acabase el ruido, las voces y todo el jaleo para salir, no me gustan las aglomeraciones ni el barullo. Quizá tardase bastante, le dejé diez o doce cargadores en la caja, me gusta ser generoso con mis amigos.

sábado, 13 de agosto de 2011

Curso de Inglés



Este es un modesto intento de llevar los textos de Lou Reed al gran público, o sea, a mi amigo el lector, que es un tío grande.

Es una versión libre... aunque debería ser condenada a cadena perpetua, por mala.

Don´t  me jodas with palabras
That you have'nt corazón
If te vas like una cabra
yo me quedo sing a song.


You promise que me querias
But mentías, like Pinocho
and me siento like un tonto
that le han dado toco mocho.


Y tomorrow, God dirá
Don´t me importa, looser soy
tú querías que I was un hombre
but I'm only a pobre boy.



La verdad es que Lou Reed, con la pinta que siempre ha tenido de malote, se queja que da gusto... pero con estilo.

viernes, 12 de agosto de 2011

Los Olvidados

- ¡La rata! ¡coge la rata, corre!
- ¡Cógela tú, no te jode! ¡siempre mandando!
- Déjate de idioteces. ¡Cógela, yo no puedo!
Una ligera lluvia, apenas perceptible, mojaba lentamente el callejón. Los dos hombres estaban en penumbra. Sólo había una parte un poco más iluminada por una bombilla amarillenta, situada en lo alto de la pared de ladrillo donde estaban apoyados. La poca luz llegaba al sitio justo donde estaba la rata, que les miraba desde la pared gris de enfrente, a unos cuatro metros de distancia.
- ¡Coge la rata antes de que se escape! - volvió a decir el hombre mayor - yo no puedo con esta maldita pierna.
El hombre joven se quitó la mugrienta chaqueta y la extendió en el aire, sujetándola entre las manos para improvisar una especie de red y echársela encima a la rata, que seguía atentamente las maniobras, sobre dos patas.
Se acercó sigilosamente, muy despacio, con la chaqueta por delante. Cuando estuvo muy cerca, más o menos a un metro de distancia y después de cerciorarse de que la rata aún estaba allí, lanzó la prenda sobre ella.
- ¡La tengo! ¡La tengo!
- No. - replicó el viejo - Se ha escapado.
- ¿Qué dices? ¡mira!
Abrió la chaqueta y allí no había nada, aparte de mugre, quemaduras de cigarrillos y desgarrones.
- ¡Maldita sea! - se lamentó el joven - Ya no la cogeremos.
- En eso llevas razón. Es lista, qué le vamos a hacer.
Los hombres se sentaron, apoyando la espalda contra la pared y estuvieron un buen  rato en silencio. Mientras, la leve lluvia seguía, aunque ellos no lo notaban. Ya estaban acostumbrados y allí se estaba mejor que en otros muchos sitios que conocían. Eso seguro. Allí no había gente, eso era lo principal. No había gente ni hacía frío, en realidad era el mejor sitio donde podrían pasar la noche o al menos una buena parte de ella.
- ¿No tienes hambre? - preguntó el joven al viejo, por decir algo. Ya sabía la respuesta, siempre era la misma.
- No mucha.
- Uf, yo sí... 
El viejo sacó un paquete del bolsillo, algo envuelto en papel marrón, grasiento y arrugado, y se lo dio al joven.
- Cómetelo. Ya encontraremos otra cosa.
- Gracias. La próxima vez que veamos una rata, tendré más cuidado. La próxima no se escapa. te lo juro. Me acercaré más. La cogeré, te lo juro.
- Está bien, come y calla.
- ¿Qué es esto? sabe a... rancio. Pero no voy a hacerle ascos ahora, con el hambre que tengo.
El viejo cerro los ojos y se quedó dormitando.
- ¿Cómo son? - dijo el joven, rompiendo el silencio.
Bebió un trago de la botella con vino picado que encontraron por la tarde, al lado de un contenedor de basura. Al menos, quitaba la sed.
- ¿Cómo son, viejo?. Las mujeres, digo. 
El viejo resopló y se acomodó la espalda, pero no dijo nada.
- Tú has conocido a muchas, viejo. Yo, a ninguna. 
- ¡Qué suerte has tenido! Venga, no me jodas, déjame dormir un poco.
- Son guapas.
- Sí... 
- Me gustan todas las que he visto, todas. Mayores, pequeñas... altas, bajas, gordas, flacas... 
- Bah... 
- ¿Qué?
- Nada. Anda, déjame dormir un poco...
- Yo no tengo sueño... y no puedo dejar de pensar en ellas... me gustaría pasar un rato, sólo un ratito con una chica guapa, como la que vi aquél día que fuimos al centro ¿te acuerdas? 
- Sí, sí me acuerdo. Te acercaste tanto que casi nos pillan, imbécil.
- No fue tanto, no exageres. No nos vio nadie.
- ¡Sólo faltaba eso! Estás loco, ni se te ocurra volver a hacerlo.
- ¡Claro! - protestó el joven - Tú ya has conocido a muchas mujeres y eres un viejo, viejo. Ya sabes lo que es el amor y yo no.
- Venga, chaval, no seas pesado y déjame dormir. Pero escúchame antes: Ni he conocido a tantas mujeres como piensas ni sé lo que es el amor. 
- ¿Ah, no? ¿y la foto que llevas en la cartera?
El viejo se incorporó casi por completo, aunque en el último momento perdió tensión y volvió a sentarse.
- ¿Has tocado mi cartera? No se te ocurra volver a hacerlo ¿entiendes?. Podría matarte por eso.
- Tranquilo, viejo. Nunca te robaría, sólo fue curiosidad. La de la foto es una tía muy guapa ¿era tu mujer?
- No.
- ¿Una de tus novias? ¿una amante? ¿una que te rompió el corazón?
El viejo empezó a reír quedamente, casi con timidez. La risa dio paso a una tos seca y pertinaz. Cuando pudo hacerlo, habló:
- Todas me rompieron el corazón, chaval. 
- Entonces ¿quien es la de la foto?
- No te importa.
En realidad, el viejo encontró la cartera, hacía tiempo ya,  en una papelera, mientras buscaba algo que llevarse a la boca.  Estaba vacía, a excepción de la foto y un billete de autobús. Conservó la foto porque sí, la chica le parecía guapa y tenía una sonrisa tranquilizadora y cálida.
La noche se marchaba lentamente, el sol la iba empujando hacia otra parte del mundo y los dos, el viejo y el joven, se pusieron en marcha para ir a ninguna parte en concreto. Es lo bueno de no tener obligaciones, puedes ir donde quieras, aunque no quieras ir a ninguna parte.
Al pasar por un barrio cualquiera, igual que todos los barrios de la ciudad, con la misma gente y las mismas cosas, unas niñas jugaban con la comba, a cierta distancia. Cantaban una canción de esas que nadie sabe quien las inventa, pero que ya era parte de su particular folclore:


Por ahí va el viejo, tonto del bolo
La pata chula, hablando solo.
El pobre necio vive entre basura
Pagó su precio, el precio es la locura.
Una, dos, tres y cuatro
El viejo vive en su teatro.
cinco, seis, siete y ocho
El viejo miente más que Pinocho.
uno, dos, tres y cuatro...

   Dejó de lloviznar sobre las diez de la mañana, el Sol mandaba sobre la Tierra.  Era domingo y las familias salían atropelladamente de sus casas para aprovechar el día, era un regalo que no podían dejar pasar sin más.




(Empecé a escribir este... esto hace un par de días, intentando hacer algo serio, pero como siempre, sin saber cómo iba a terminar la cosa. Ni cómo iba a terminar ni la parte del medio, francamente. Ha salido esto, qué le vamos a hacer.)
  

jueves, 11 de agosto de 2011

Cosas del muro


La gente pone cosas entrañables en el muro, cosas de esas que deben llegar al corazón. La gente lo hace con buena intención, pero no puedo evitar pensar... cosas raras. Por ejemplo, lo que había hoy: 

DOY LA VIDA..., TAMBIEN MI ALMA..., MIS ENERGÍAS...,MIS ARRUGAS..., MIS CANAS..., MIS NOCHES SIN DORMIR, MIS DIAS SIN DESCANSAR,  MIS ERRORES, MIS ACIERTOS, DOY MI SANGRE POR ELLOS... POR VERLOS CRECER, FELICESSSSSSSSSS....Y DECIDIDOS A ENCARAR LA VIDA. ESTA ES LA SEMANA DE LOS HIJOS, PEGA ESTO EN TU MURO SI TENES HIJOS A LOS QUE AMAS, MAS QUE A TU PROPIA VIDA!!!!!!.... (y sin hijos también lo copio)

No critico la bondad y la ternura del mensaje (a pesar de estar escrito a voces, como cabreado). No es eso, pero...

Esa persona tiene canas, arrugas, no duerme, no descansa, comete errores, pierde sangre por sus hijos... y los educará en sus creencias, por lo que los hijos escribirán lo mismo algún día en el muro de las lamentaciones. Todo el mundo jodido y sufriendo por sus hijos. Entonces ¿quien disfruta de la vida?. Pues yo, que no tengo hijos. Hala, a joerse. 

miércoles, 10 de agosto de 2011

El Accidente Más Afortunado de la Historia

En estos tiempos que corren, tropezamos a diario con noticias terribles, espantosas, sangrientas.  Pero no todas tienen por qué ser forzosamente malas. A veces, nos alegramos de contar algún acontecimiento afortunado, casi milagroso, como en este caso. Disfrutemos, por una vez, de la sonrisa de la vida.

El accidente ocurrió un día de otoño de 2003 en Wiscosin, a las afueras de Tomelloso. Un Jumbo monoplaza de la compañía "Air Queber", con dos mil setecientos cuarenta pasajeros a bordo, se precipitó sobre la playa repleta de gente y mató a ochocientas setenta y tres personas que se arremolinaban observando la final de petanca de la semana, entre Recaredo Trufas, campeón local y Angustio Mochales, aspirante a oficial de notarías. 

Dicho así, no suena muy bien, pero hay que tener en cuenta que los supervivientes tuvieron la gran suerte de poder ver terminar la reñida final entre los dos nonagenarios, que resultaron ilesos.

En cuanto a los tripulantes del avión, y aquí viene lo realmente espectacular, sobrevivieron más de diez personas, algo milagroso si tenemos en cuenta que algunas veces no se salva casi nadie. 

Jacinta Lenguasuelta, azafata de profesión y ninfómana, fue una de las supervivientes. Perdió ambas piernas, lo que la hizo feliz porque facilitaba en gran manera su hobby y bajó de peso radicalmente, sin necesidad de regímenes ni gaitas. En un momento, vio colmadas casi todas sus aspiraciones.

Fortunato Della Vita, uno de los asistentes de vuelo, murió en el accidente. Éste hombre tenía problemas en su matrimonio, con su mujer, con sus hijos y con su perro. Le quedaban catorce años de hipoteca, su hijo era homosexual y sus dos hijas querían ser monjas. Una por amor a Cristo y la otra porque era más fea que Terele Pavez llorando. El destino le quitó todos sus problemas de encima de un plumazo. Hay gente con suerte.

En cuanto al piloto, Hilario Bocaverde, merece mención aparte. Aunque su intención al precipitar el avión contra la playa era matarse, gracias a Dios se salvó, muriendo solamente su mujer, sus siete hijos, sus padres y todos los invitados a su boda que se iba a celebrar al día siguiente. No solo consiguió eludir el matrimonio y ahorrarse los gastos, sino que además nunca tuvo que volver a preocuparse por sus callos porque perdió todas sus extremidades y el hígado.

Mañana comentaremos el terremoto de Bangla Desh y sus beneficios para la humanidad.

William Shakespeare, el paleto


Alguien ha puesto en su muro del Facebook:


William Shakespeare decía:Yo siempre me siento Feliz, sabes por qué? Porque no espero nada de nadie; esperar siempre duele; La vida es corta, por eso ama la vida, Se feliz y siempre sonríe, Sólo vive para ti y recuerda: Antes de Hablar, Escucha; Antes de Escribir, Piensa; Antes de Herir, Siente; Antes de Odiar,Ama; Antes de Rendirte, Intenta!!!; Antes de Morir, VIVE!!!.


No lo he tocado, las mayúsculas esas raras venían de serie. Y lo de tantas admiraciones, supongo que se deberán al traductor o copiador, emocionado con el alcance de la parrafada.

Mira, yo no sé quien es ese tal William, supongo que algún famosete de la tele (yo no veo televisión, me dedico a leer literatura inglesa y a jugar al polo) pero tengo que corregirle en varias cosas:

Yo siempre me siento Feliz, sabes por qué? Porque no espero nada de nadie.

Supongo que, cuando no le llegaban los cheques de sus trabajitos y no pudiera pagar el alquiler de su choza, ni la comida ni el ADSL, se quedaría tan tranquilo, con su sonrisa puesta y las tripas cantando alegremente.

La vida es corta, por eso ama la vida.

Mi vecina es bastante corta, no distingue una olla de un orinal, pero yo no puedo amarla porque no entra dentro de mis parámetros, y eso que son bastante amplios.

Antes de Hablar, Escucha

Es lo que hago con mi hermana, pero ella no sabe que de vez en cuando tiene que callarse; debe pensar que cuando mueves los labios y emites sonidos es porque estás escuchando atentamente.

Antes de Escribir, Piensa

Ah, ¡eso sí que no! ¿cómo iba a privar a mis lectores de mis inteligentes tonterías?. 
    
Antes de Herir, Siente

O sea, hasta que no sientas la puñalada, estate quieto. Si una vez que sientas algo, puedes levantarte, pues ya puedes herir a gusto. 

Antes de Odiar,Ama

Bueno, sí, a veces se hace eso... pero hay que dejar un espacio detrás de la coma, Guillermo, aprende a escribir.        

Antes de Rendirte, Intenta

Supongo que se refiere a ponerse delante del espejo y decir "me rindo" con varios tonos para quedarse con el mejor. Rendirse con dignidad.

Antes de Morir, VIVE

¿A quien le dice eso, a un neonato?.

En fin, no sé a que se dedicará el tipo ese, pero espero que no escriba en un blog, que nos deje hacerlo a los profesionales.

lunes, 8 de agosto de 2011

Viaje al Paraíso

   San Pedro estaba en la hora del bocadillo, según me dijeron en recepción. Me sentó bastante mal, ya que tenía prisa.

   - ¿Prisa, de qué? - me preguntó el recepcionista, con cierta chulería.

   - Pues por ver el Paraíso, Los verdes campos Eliseos...

   - ¿Qué campos Eliseos, paleto? serán los campos del Edén ¿no? -  empezó a reírse - Charly, otro listillo, ¡nos los mandan en ristras!, ja ja

   - Oiga, por favor...

   - ¿Qué? anda, siéntate ahí, que ahora viene el jefe.

   - ¿ Tenéis revistas? 

   - Sí, y café, no te jode éste...

   - Oiga ¿qué pasa? me parece un trato repugnante, la verdad.

   - Si dejas de meter la pata, a lo mejor no sigo, gilipollas.

Decidí callarme. Acababa de llegar y no era cuestión de empezar con mal pie. Otra cosa era saber qué era lo que iba a empezar, pero supuse que ya me lo dirían. Observé a mi alrededor y aquello no era muy distinto de la recepción de un hotel cualquiera de los que yo había visitado en vida. Incluso la ropa de los recepcionistas no tenía nada de particular. 

   Escuché unos pasos al fondo del pasillo y miré en esa dirección (de haber mirado en otra, no habría visto nada). Vi venir a un hombre de unos cuarenta años terrestres, con perilla blanca, bien recortada, y un bote de cerveza en la mano, del que venía bebiendo. Poco antes de llegar donde estaba yo, lanzó el bote al aire y lo remató de tacón, colándolo limpiamente en una papelera clavada en la pared.

   - Bueno, bueno - dijo, después de soltar un sonoro eructo - ¿a quien tenemos aquí?.

   Yo miré alrededor, sin saber a quien se refería.

   - ¿Qué miras, tío?. Hablo de ti - me dijo - ¿cómo te llamas?

   -  Mamerto Moñas Calavera, para servirle a Dios y a usted.

   - Válgame el cielo, tus padres se quedarían a gusto... en fin, sígueme.

   Siempre que me moría tenía que seguir a un tipo, qué cosas.

   Llegamos a una mesa, situada en medio de la nada, con dos sillas. San Pedro se sentó en una y me pidió que tomase asiento en la otra. 

   - Bien, bien, bien, Mamerto ¿qué tal?

   - ¿Qué tal, qué?

  - Si empezamos con soplapolleces, cerramos el chiringuito, nos vamos todos a casa y asunto terminado, no te jode.

   - Pe... pero ¿qué me está diciendo?

   - Bueno, venga, vamos al lío. ¿Por qué crees que mereces estar aquí?

   - ¿Aquí, donde?

   Se me quedo mirando con incredulidad.

   - ¿No sabes que estas en el Paraíso, el Cielo, El Premio Gordo?

   - No sé, a mi me han traído aquí y...

   - Bueno, bueno, eso no importa. A ver, repito: ¿por qué crees que mereces estar aquí?

   -  Yo que sé... ¿hay que ser bueno y eso?

   - Claro, coño, es fundamental.

   - Pues... no he hecho nada malo a casi nadie, casi nunca...

   - Sí señor, un buen curriculum, bien explicado y conciso.

   - Pero ¿ustedes no tienen registros de mi vida, mi historial...?

   - Sí, no te jode, nos hemos dedicado en cuerpo y alma a observar la vida de Mamerto, no teníamos otra cosa que hacer. ¡Menudo presumido!.

   - Pe... pero...

   - Ni pero ni pera. Vamos a aligerar el tema, que no tenemos toda la eternidad para ello, aunque lo parezca. Veo que no lo tienes muy claro. A ver: ¿has robado alguna vez?.

   - ¿Cuenta robar del monedero de tu madre?.

   - No, eso es bueno, obligatorio.

   - ¿Y a Hacienda?.

   - No te tires el rollo, nunca le has robado a Hacienda.

   - ¿No decía que no sabían mi historial?.

   - A ver, paleto ¿por qué te crees que hay que mandar tres copias? una es para nosotros. Aunque hoy día, con Internet, ya no es necesario.

   - Entonces, exceptuando un par de coches de juguete cuando era niño y la recaudación del fin se semana a un ciego, no he robado nunca.

   - Perfecto. En ese tema, estás limpio. ¿Has matado?.

   - ¿Cuenta la familia?.

   - Sólo a partir del tercer grado de consanguinidad.

   - Entonces no.

   - Pero te has matado a ti mismo ¿no?.

   - Eh... sí, sí. Pero eso es lo de menos ¿no?.

   - ¡Los cojones! ¿cómo va a ser lo de menos?.

   - ¿Matar a tu padre no es peor?.

   - ¡Ni mucho menos, hombre! tu padre ha cumplido, ha tenido hijos de sobra, pero tú... Ni un miserable hijo, ni siquiera enano... ¿no te da vergüenza? y encima te matas... madre mía... ¿por qué te mataste?.

   - Por consejo de una buena amiga.

   - Se nota que era buena, sí.

   - Me convenció de que yo ya era un viejo inútil sin perspectivas de futuro y que lo mejor sería matarme.

   - No hay nada como tener amigos que te animen en los malos momentos.

   - Ella era muy sincera y decía las cosas como son. La quería mucho.

   - No tanto como ella a ti. Bueno, vas a tener suerte porque el suicidio donde interviene una mujer se perdona siempre.

   - Andá ¿y por qué?.

   - Te contestaré con otra pregunta ¿has visto alguna mujer por aquí?.

   - Es verdad. Ahora que lo dice, no he visto ninguna ¿por qué no hay mujeres?.

   - Aquí tenemos a Jack el Destripador, Adolf Hitler, Torrebruno... tenemos lo peor de la especie, pero todos tienen algo que les salva: un alma.

   - ¿Insinúa que las mujeres no tienen alma?.

   - ¿ Insinúo? Sólo me ha faltado anunciarlo por megafonía.

   - Pero ¿como pueden vivir aquí sin mujeres?.

   - Pues de puta madre, qué te voy a contar...

   - Y... ¿el sexo?.

   - ¿qué sexo? ¿te refieres a follar y tal? eso es un invento de las mujeres para tener dominados a los hombres, ¡hombre!.

   - ¿Y aquí se supone que pasaré toda la eternidad?

   - Año arriba año abajo, sí, efectivamente.

   - ¡Esto es el infierno!.

   - ¡Loco! ¿qué has dicho? ¡la palabra tabú! ¡te has caído con todo el equipo!.

   De repente, una nube de humo plateado nos envolvió y todo desapareció de mi vista un instante... cuando se disipó la nube, me vi rodeado de mujeres, todas preciosas, mirándome de forma lasciva. Me habían mandado al infierno, qué mala suerte tengo siempre.

La foto


   No es que estuviera enfadada, estaba histérica:

    - ¿Cómo te has atrevido? - chilló - te di esa foto para ti sólo, eres un cabrón.

    -  Pe... pero... 

   - ¡Has publicado mi foto desnuda! ¿cómo has podido?.

   Y me dio con el cenicero de alabastro, haciendo un ruido ciego. Bueno, me quedé ciego un rato, a la vez que inconsciente.

   Desperté a los pocos segundos. Ella me estaba mirando con odio.

   - ¿Cómo has podido? eres un mal amigo, no llegas ni a conocido, eres un extraño para mi.

   - ¿De qué me hablas? - me acababa de abrir la cabeza hacía unos minutos.

   - Qué hijo de puta eres, macho. Publicaste mi foto y ahora todo el mundo va a verme desnuda.

   - Bueno, yo...

   - ¡Cállate, cerdo! - y me volvió a dar en el mismo sitio exacto de la cabeza, solo que esta vez lo hizo con una bolsa de canicas de mármol, recuerdo de mi niñez. 

   Al despertar, ella tenía en la mano un palo de golf del número siete, que ahora no recuerdo si es de madera o de hierro, pero tenía pinta de doler mucho.

   - Espera, espera - imploré - hablemos...

   - No hay nada de lo que hablar, imbécil, ¡quita esa foto del Facebook! No quiero salir desnuda por toda la red por culpa de un... (no recuerdo el insulto, uno cualquiera, de los gordos). 

   - Vale, lo haré... pero la foto está un poco recortada... 

   Levantó el palo número siete con muy malas intenciones

   - Vale, vale, ya mismo la quito.

   Entonces, en un alarde de valentía, le pregunté:

   - ¿Puedo ponerla al menos en mi blog?

   - ¿Te refieres a esa puta mierda que escribes y que no lee ni mi dios? claro, ahí puedes poner la foto entera, me la suda.

   - Gracias, cariño.

   Y me atizó con el palo de golf, no le gustan las manifestaciones demasiado emotivas. 

   El caso es que me dio permiso para publicar la foto entera, cosa que hago con inmenso placer.