martes, 21 de junio de 2011

Otra Excusa Para Poner Algo



   Estuvimos por la tarde en el gimnasio del colegio (algo excepcional, normalmente andábamos por la calle, haciendo el tonto o dando patadas a un balón). 


No recuerdo muy bien qué nos motivo a quedarnos allí, era un gimnasio oscuro aún de día, ya que las ventanas daban a un patio interior que hacía las veces de patio de recreo. 


Estuvimos saltando el potro y el plinto. Recuerdo que lo pasé bien, hicimos el burro dando todo tipo de saltos, cada cual lo que quería o podía. 


Doroteo era un tipo gimnástico al que daba gusto ver haciendo piruetas. Angel y yo eramos más normales, no tan cachas pero sin miedo (sin mucho miedo), a diferencia de... ¿cómo se llamaba? el chaval gordito, acomplejado por eso y porque ya se afeitaba con once años. Era muy buen chaval, a mi me daba pena cuando hacíamos gimnasia, lo pasaba fatal... él no estaba con nosotros esa tarde en el gimnasio, claro, pero me ha venido ese recuerdo a traición.

  Bueno, el caso es que saltábamos el plinto. Hoy día todo se hace por Internet, pero nosotros lo hacíamos al natural. Para los chavales de ahora, que seguro que me leen miles, esto es un plinto:


   Total, que una de las veces yo salté por encima del plinto y caí de cabeza (a propósito) con el fin de apoyarme en los brazos y dar una voltereta sobre la colchoneta. Pero en lugar de apoyar los brazos una milésima de segundo y rodar, caí rígidamente y me hice un daño tremendo en ambos codos. No pude seguir haciendo el cabra.

   Al día siguiente, en clase de gimnasia, el profesor me ordenó un salto de longitud. Le dije que me dolían bastante los brazos (era la pura verdad), pero se puso tonto y tuve que saltar. 

   Nunca olvidaré que en el brazo tenemos dos huesos, llamados cúbito y radio, susceptibles de romperse a la más mínima ocasión. 





  

5 comentarios:

  1. Ah, ¿pero el de la foto sos vos? ¿En serio?

    ResponderEliminar
  2. La cara es mía, pero el brazo es de otro, es un montaje. En realidad me rompí un hueso del hígado, pero no me acuerdo de cómo se llama.

    Las cazas al vuelo, no se te escapa una, jejeje

    ResponderEliminar
  3. joer, acabo de ver el comentario que te hice, Changa, qué borde... y qué poca gracia. Perdona.

    ResponderEliminar
  4. ¿Cómo? ¿Dónde está la bordería? NO entiendo.

    ResponderEliminar
  5. Te vacilo, te digo que me he roto un hueso del hígado y te vacilo diciéndote que las cazas al vuelo... no sé, me parezco un estúpido...
    En fin, no he dicho ná. A mi no me ha hecho gracia.

    ResponderEliminar