jueves, 30 de junio de 2011

El Plan


     La llamó después de mucho tiempo, una eternidad. Él sabía que, en tiempo "real", sólo habían pasado unos meses, pero cuando tras un día de soledad, desengaño y tristeza viene otro peor, y luego otro y otro... unos meses resultan insoportables para cualquiera... bueno, no tanto, él seguía aquí, pero ya me entendéis.

     Ella pareció contenta de oírle, genial. Se preguntaron un par de trivialidades y después le explico el motivo de su llamada. Lo que quería decirle tenía que ser en persona, por teléfono era muy artificial. Estupendo, ella tenía aquella tarde libre, quedaron en un bar.

     Estaba preciosa. Pero seguro que si hubiese ido vestida con andrajos y sucia, le habría gustado también.

     Sin muchos preámbulos, le contó su plan. Ella estaba asombrada, primero y luego se puso a llorar y le abrazó...

     Él quiso tranquilizarla, diciéndole que no pasaba nada, que lo había asumido y se encontraba feliz por estar con ella, allí.

     En los meses que habían estado separados, en la eternidad profunda donde él estuvo atrapado y perdido, su mundo cambió de manera aún más dramática, le detectaron una enfermedad terminal. Nada contagioso, por suerte, pero le quedaba ya muy poco tiempo, tal vez unas semanas...

     Ella estaba abrazada a él, llorando en silencio. Le tenía mucho cariño, ya se le pasó el amor. Al fin y al cabo, él no se había portado demasiado mal con ella. Habían tenido buenos momentos, a lo largo de los años de relación.

     Le contó su sencillo plan: darle su tiempo. "Se mía hasta el final, por favor" y comprendió al instante lo que ella pensaba,. le hizo gracia. "No te preocupes. Te prometo no morir en tus brazos, no será de repente".

     Ella siguió llorando un poco más y luego aceptó. Él se sintió feliz.

     Los días eran hermosos, llenos de luz y sonido agradable, como en los cuentos de los niños. La vida era placentera y transcurría  suave y tranquila. Ella se esforzaba en agradarle al máximo, daban la imagen de una pareja ideal.

     Un día, cuando habían pasado tres meses y dos semanas desde el inicio del plan, ella le dijo:

     _ Oye ¿y cuando dijiste que ibas a morirte?

     _ Ah ¿no te lo dije? se me debió pasar... me mandaron una rectificación del hospital, en realidad lo que tenía era un tirón muscular ¿no tiene gracia?

     _ ¡Eres un hijo de puta cabrón! 

     Y se marchó, dando un portazo.

     No podía entenderlo...  ¿por qué siempre le dejaban las mujeres?.

2 comentarios:

  1. ¿Otro final? No jodas, que ya empezaba a pensar que te pasabas al bando contrario. Suspiré aliviada con ese final tan gracioso. Bien hecho, good boy.

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  2. ¿Para qué cambiar el final, si los dos acabarán palmándola más allá del final del relato? Además, es un final simpático y realista.

    P. D.: El estilo de la quinta opción de la encuesta me resulta familiar...

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