martes, 27 de septiembre de 2011

El Bicho


Estamos hoy en el departamento de Plásticos, Nuevos Animales y Olvidos, donde un individuo de aspecto gris se presenta en la recepción.

- Muy buenas.

- Hola ¿qué desea?

- Venía a patentar un nuevo animal.

- ¡No me diga! ¿Otro? ¿No le parece que ya hay bastantes animales en el mundo?

- Hombre, no sé... No son como éste, el mío es especial.

- Ya, pero todos lo son ¿no le parece?

- Bueno, en cierto modo, sí, claro... pero éste es otra cosa.

- Bueno, a ver, dígame su nombre.

- Garrulo Paleto.

- Mmm veamos... Garrulos hay en todo el mundo. Y lo de Paleto... ¿es usted español, por un casual?

- Sí señor.

- A ver, hábleme de ese animal tan novedoso.

- Pues verá usted, éste animal será un ser privilegiado. Toda su vida la pasará en libertad, con comida abundante y muchas hembras a su disposición cada vez que lo desee.

- ¿Hembras? ¿Quieres hacer un animal macho?

- Sí, quiero patentar un nuevo toro, el Toro de Lidia.

- ¿Otro toro? Bah, ya tenemos muchos, no me parece una gran cosa, la verdad.

- Pero este lo he diseñado para hacer una Fiesta Nacional, un evento para divertir a la gente, algo que se hará famoso a nivel mundial. He pedido una simulación al departamento de Simulaciones y Zarandajas y ya la tengo.

- ¡Vaya! se ve que tienes pasta, eso sale bastante caro. Supongo que te mereció la pena, cuéntame.

- Pues salió mucho mejor de lo que pensaba. Grandes hombres de todo el mundo alabaron la fiesta, vieron el arte en ella, apreciaron el valor de los toreros, un éxito total.

- Suena muy bien, me vas convenciendo. A ver, ¿en qué consistirá la fiesta esa tan celebrada?

- Pues, resumiendo bastante para no aburrirle, le diré que la fiesta se hace en una gran plaza redonda, con suelo de tierra; la plaza está rodeada por asientos en tres o cuatro niveles, donde se ponen los espectadores asistentes al acto. Aunque se suelen poner sentados, los llaman “tendidos”.

- Curioso. ¿Cuántos jugadores salen?

- Salen varios, a los que llaman maestros, aunque la mayoría no saben ni leer ni escribir. 

- Vaya, una fiesta humorística, por lo que veo

- Exacto, eso es. 

- Bueno, continúa contándome…

- El caso es que uno de los maestros, con una especie de manta de color rojo y amarillo, se pone a silbar, tira una gorra al aire y sale el toro, corriendo que se las pela, por la plaza. Entonces el maestro le da unos pases con la manta y se aparta cuando el toro le va a dar una cornada.

- Parece lógico. 

- Luego sale un tipo forrado con una especie de armadura, encima de un caballo, con una lanza de punta afilada y se dedica a pinchar al toro en el lomo, haciéndole sangrar. Después, unos tipos vestidos como el torero, otros maestros en mallas, salen corriendo y le clavan a toro unos pinchos de colores muy vistosos en el lomo, haciéndole aún más sangre, hasta que el toro cambia de color.

- ¡Qué barbaridad!

- ¡No, hombre, no! Eso le encanta al toro, por lo visto.

- ¿Quién lo dice?

- Los estudiosos. En la simulación, ellos tienen pruebas irrefutables de eso y tachan de ignorantes a los que les contradicen.

- ¿Cómo saben que al toro le gusta ese trato? Que yo sepa, los humanos no conocen apenas cómo funciona su propia mente. Supongo que al toro le compensará ese trato, sabiendo que luego tendrá esos magníficos pastos de los que me hablaste antes.

- Bueno, eso no es exacto. Al toro lo matan de un navajazo al final del acto, ante el clamor de los cultos espectadores.

- Me dejas de piedra, no sé qué decirte…

- Luego tengo otras aplicaciones posibles; por ejemplo, pegándole fuego a los cuernos y soltándolo por el pueblo, las buenas gentes pueden torturar al animal, sabiendo que a él le encanta ser tratado así, ya que para eso existe. Pensé también en el toro campanero, pero ya tienen una cabra, que es más manejable para ser arrojada desde lo alto de la iglesia.

- Bueno, déjame los papeles del diseño y ya veremos si te lo autorizan, aunque no lo creo, nadie es tan imbécil de aprobar eso.


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