martes, 27 de septiembre de 2011

Atropello y fuga

La noticia decía así, más o menos:

"En la madrugada de ayer, se produjo un atropello en la calle Trijueque, de Madrid, con el desgraciado resultado de dos muertos y un herido grave. Los muertos son una mujer de nacionalidad rumana y su hija mayor, de doce años.  Otra hija que iba con ellas, de ocho años, permanece grave en la UCI de un hospital de la capital. El conductor, que según testigos circulaba a más de ciento ochenta kilómetros por hora, se dio a la fuga, aunque dos horas más tarde se presentó en la comisaría. Se trata de una mujer de noventa y tres años que no tiene carné de conducir y que ya ha sido puesta a disposición judicial".

Esa mujer es mi madre. No sabéis con cuanto dolor escribo estas líneas, aunque os podéis hacer una idea. 

Me costó mucho convencerla de que se entregase, es muy terca y además cada día esta más sorda, tengo que chillar para que me entienda, a veces la tengo incluso que zarandear. Tiene tan mala memoria, además, que juraba no recordar nada mientras lloraba a moco tendido. Me costó muchas voces, amenazas y golpes convencerla, pero por fin entro en razón. Menos mal, porque yo tenía una resaca del demonio y no estaba para esas juergas. Ella aducía que jamás condujo un coche en su vida, que no sabía ni arrancarlo, que no entendía los pedales ni nada de lo que estaba pasando. Siempre fue muy tonta la pobre mujer. 

Yo soy un ciudadano honrado y cumplidor, no podía dejar el coche en la calle, con semejante golpe, a la vista de todos. Yo no recordaba nada de la noche, suelo beber sin control cuando salgo y me gustan ciertos tipos de mujeres y de drogas (no todas, en ambos casos). Por eso llevo el coche, para llegar antes a casa si me encuentro mal. No sé cómo se las apañó mi madre para cometer el delito, pero seguramente me estaba esperando y me cogió el coche cuando me dormí, ya digo que yo no recuerdo nada, sólo puedo decir que tengo un fuerte dolor en el pecho, seguramente una mala postura al dormir. 

Suerte que esa mujer ya está a buen recaudo, no cometerá más fechorías. Ya sé que es mi madre, pero hay que mirar por el bien de la comunidad y ser valiente ante las adversidades de la vida. Rezaré por ella, a pesar de todo.

1 comentario:

  1. Ciudanos ejemplares como tú ya no quedan. Madre no hay más que una, cierto, pero lo primero es lo primero: que cumpla con los taitantos años y un día de prisión prisionera.

    He dicho.

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